Xavier Cugat
Músico español
Xavier Cugat nació con el siglo, el día 1 de enero de 1900, en Girona, en la plaza de L'Oli, aunque sería en América donde conseguiría el éxito internacional.
Cuando contaba 4 años, la familia Cugat emigró a Cuba a causa de las actividades políticas del padre.
Desde este momento, el castellano y el inglés fueron sus medios de expresión habituales, aunque nunca olvidaría su lengua catalana.
En La Habana, pasaba mucho tiempo en el taller de un valenciano que fabricaba y reparaba instrumentos de cuerda. El día de Reyes de 1906, su padre le regaló su primer violín y le enseñó a interpretar la canción popular catalana: "La mare de déu". Su sintonía personal con la que iniciaba todas sus actuaciones públicas de su orquesta. Con 12 años, tocaba el violín en la Orquesta Sinfónica del Teatro Nacional de La Habana. El tenor italiano Enrico Caruso, tras oírle interpretar, le vaticinó que haría una gran carrera en los Estados Unidos, por lo que le ofreció que le visitara en Nueva York. Oportunidad que no dejó escapar y que además sería bendecida por su compatriota Pau Casals, con quien tuvo la ocasión de entrar en contacto.
Poco después de terminar la guerra de 1914-18, se embarca con una única garantía: la dirección de Caruso en el bolsillo. Aunque Caruso estaba de gira por Italia y Cugat se encontró totalmente perdido en Nueva York, dormitando en los bancos públicos. Se encuentra entonces con Agustí Borgunyó, pianista seis años mayor que él. Formaron un dúo a base de violín y piano y, como cabía esperar, el éxito fue inmediato. Cugat viaja a California y encuentra a Rita Montaner, condiscípula suya cuando tocaba en La Habana, y contraen matrimonio, formando otro dúo, siempre de música clásica y, siempre con un progresivo éxito, consiguen hacer una gira por Europa. Regresa a Hollywood.
Abandona la música clásica y se separa de Rita Montaner. Se inicia con la música antillana, americanizándola un poco en su forma expresiva y haciéndola visualmente más atractiva, añadiendo un vestuario alegre y vistoso. La fórmula desencadenó protestas de los puritanos que alegaban que ello adulteraba la genuina música popular de las Antillas. De hecho, era el mismo sistema que medio siglo después adoptarían en Nueva York los creadores de la salsa al rellenar la denominada latina con elementos jazzísticos norteamericanos.
En los años 20, a través de su música, se relacionaría con las llamadas estrellas del séptimo arte: Greta Garbo, Mary Pickford, Douglas Fairbanks, Rodolfo Valentino... Cuando su orquesta ya empezaba a hacerse popular, también entonces comenzó a valorarse su firma como dibujante y caricaturista. En 1924, el diario Los Angeles Times lo contrató para cubrir un espacio semanal de caricaturista, teniendo un extraordinario éxito.
Cugat llegaría a interpretar 21 películas de gran difusión, que le catapultarían por todo el mundo. Su imagen, con una pipa (que nunca llegó a encender ya que no fumaba) y un perrito chihuahua en el brazo, era reconocida desde América hasta Japón y desde Europa hasta Oceanía. Había inaugurado con su orquesta el primer casino de Las Vegas. En los años 30 se produjo un grave conflicto entre las diversas sociedades de autores norteamericanos que se disputaban la facultad de recoger los derechos de autor, desembocando en una larga crisis y, como consecuencia, todas las orquestas se quedaron sin repertorio norteamericano. Como fuere que la música afrocubana estaba al margen del conflicto, Cugat era reclamado de todas partes del país, llegando incluso a participar en películas que no hubiera hecho de otra manera.
Casado con una actriz mexicana, Dolores del Río (Carmen Castillo) en la época del primer cine sonoro. Desde 1932 a 1947, su orquesta-espectáculo era la titular de todas las fiestas elitistas del Waldorf Astoria de Nueva York, a las cuales asistían los más altos potentados. Al mismo tiempo, Xavier Cugat tenía un programa de radio diariamente de gran difusión nacional que también duró largos años. En los años 50, tenía participación en emisoras de radio, casinos y negocios diversos, lo cual le permitió dejar de tocar a diario y dedicarse a viajar.
Finalmente, se quedaría una larga temporada en Italia, dirigiendo programas de televisión, teniendo a su lado a Abbe Lane como estrella. Después de separarse de Charo Baeza en 1970, se instala en el Hotel Ritz de Barcelona en 1978, en compañía de una mexicana: Ivonne Martínez, con el deseo de montar en Ibiza un casino monumental, una emisora de radio que se llamaría Radio Cugat y numerosas películas.
Falleció en Barcelona el 27 de octubre de 1990. En el cementerio de Girona, le recuerda una lápida que dice "Xavier Cugat i Mingall. Català Universal", y como epitafio "Cugat, que va viure".